La visita a este pueblecito nos cogió de paso, y aunque solo estuvimos unas horas no nos decepcionó. Es un pueblo muy pequeñito en la Sierra de Cádiz. En lo más alto, el Castillo y desde allí bajan las calles adaptándose al curso del rio. La gente del lugar ha sabido aprovechar el tajo que el río forma en la roca para construir sus casas.
Estas casas están al abrigo de las rocas (no excavadas en ellas)
Es un pueblo con mucho encanto. Tiene una iglesia, varias ermitas, y por supuesto hay que pasear por sus calles y puentes. Su orografía hace que merezca la pena recorrerlo.
Sus tiendas y sus bares también están integrados en la roca, es muy original.
Las rocas hacen de bóveda natural a este pueblecito de montaña.
Calles estrechas, desniveladas, con curvas cerradas y algunas no aptas para circular.
No hay una lista de cosas que ver en Setenil de las Bodegas porque el verdadero atractivo turístico es el pueblo en sí.
¡No deja a nadie indiferente!